Qué mejor manera de presentar esta muestra si no es con la transcripción de un fragmento del capítulo escrito por Adriana Almada comentando esta relación:
«Hay exaltada admiración cuando nombra a Livio Abramo, de cuya maestría en el trabajo pedagógico se considera heredera legítima y afortunada.»
«Del gran artista brasilero recuerda la dedicación con que le enseñaba, las clases particulares en el periódico y los talleres en el Museo de Arte Moderno (de Sao Paulo).»
«Se ocupó de moldearme -dice- como a una arcilla extraida de no sé dónde«.
Su pasión por el color, más la destreza absoluta en el trato con la luz, a la que retiene o expulsa según el grosor de sus herramientas, llevaron a Edith a fusionar con éxito textura y matiz
Cuando Livio vio por primera vez los grabados color de quien había sido su alumna preferida, solo atinó a decir: ‘esto nadie hace en América‘.
Curaduría:
OSVALDO SALERNO
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